Mariano Moreno publicó en la Gazeta del 13 de diciembre de 1810 un pedido de donación de libros para la flamante biblioteca pública de Buenos Aires, la actual Biblioteca Nacional. Uno de los primeros en responder al pedido fue Manuel Belgrano, por entonces vocal de la Junta.
Esa primera entrega estuvo formada por 70 volúmenes correspondientes a 44 obras, y fue acompañada con la promesa “de aumentar el donativo para después”. (1) En 1811, Belgrano hizo dos nuevas entregas, completando 165 volúmenes de 87 obras que constituían sólo una parte de su valiosa biblioteca privada, atesorada desde la época de sus estudios en España, y, sin duda alguna, ésta era una de las más numerosas e importantes por los libros que atesoraba, del Buenos Aires de la época. La donación de estos libros, algunos de los cuales de gran valor bibliográfico dado su antigüedad y por supuesto de gran valor económico, demuestran la generosidad del prócer, que se desprendía de parte de su biblioteca, para fomentar la educación y la cultura como un elemento fundamental en la formación de los jóvenes estudiantes.
Dentro de las obras donadas figuran doce obras relativas a cuestiones de técnica y administración agrícola, materias de gran interés para Belgrano. Recordemos que en su gestión como Secretario del Consulado de Buenos Aires se ocupó de fomentar las actividades productivas como un elemento fundamental junto con la educación para lograr la felicidad de los pueblos.
Belgrano donó la famosa obra de Romusio Dere agraria, y varias obras teóricas y prácticas relativas al desarrollo agrícola y ganadero. Entre éstas encontramos: los dos tomos de Schabol de Práctica de la jardinería, en edición francesa; de Pedro Pablo de Pomar, dos tomos de la obra Causa de la escasez y deterioro de los caballos; Tratado del cultivo de las tierras del ingeniero francés Duhamel Dumonceau, en edición española; 4 grandes tomos de las Lecciones prácticas de agricultura de Seixo; 4 tomos en francés El botánico cultivador del barón Dumont de Courset, un innovador en la introducción de nuevos cultivos; dos tomos en francés de la Pequeña casa rústica o curso teórico y práctico de agricultura, de economía rural y doméstica; la célebre obra del sueco Karl von Linneo, Systema vegetabilium , en edición latina de 2 tomos; el Tratado elemental de historia natural, del zoólogo francés André M.C. Dumeril, entre otras obras.(2).
Las obras históricas que figuraban en su biblioteca abarcaban desde la monumentalHistoria general, civil, natural, política, religiosa de todos los pueblos del mundo , del alemán Johann Heinrich Lambert, hasta dos crónicas de diverso origen y opinión acerca de la revolución francesa, en versiones inglesas: Memorias que sirven de ilustración a la historia del Jacobinismo , del jesuita August Barruel, en 4 tomos, y los Anales de la revolución francesa, en 4 tomos de Antoine Francois Bertrand de Molleville. Se interesó también en las crónicas de las campañas napoleónicas, recurriendo a obras de distintos autores, algunas favorables y otras contrarias a esta figura contemporánea suya, tales como: Historia del general (Jean Victor Moreau), enemigo de Napoleón que murió en la batalla de Dresde, y las obras de los generales Desaix (De Veygoux), muerto al frente de las tropas napoleónicas en la batalla de Marengo, y (Jean Baptiste) Kleber, jefe de las tropas imperiales en Egipto y vencedor de los turcos en Meliópolis. (3)
También figuraban obras de los clásicos griegos y latinos: Platón, en la edición latina de Marsilio Ficino; Ovidio en versión castellana; Anacreonte, en edición bilingüe greco-latina; Tibula, en la versión francesa de Mirabeau, y otras obras clásicas y modernas de poetas y prosistas españoles, franceses e italianos. Esto nos demuestra el conocimiento de las lenguas clásicas que poseía Belgrano, como todo hombre culto de su época, y además el conocimiento de lenguas vivas, tales como el italiano y el francés.(4)
- Juan Carlos Melo, Donaciones de Belgrano a la Biblioteca Pública. En: INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Manuel Belgrano; Los ideales de la Patria .Buenos Aires, Manrique Zago Ediciones, 1995, p.165.
- Juan Carlos Melo, op. cit., p. 168.
- Juan Carlos Melo, op. cit., p. 168.
- Un inventario pormenorizado de la donación efectuada por Belgrano, excede la extensión de este trabajo por lo tanto, aquella persona que deseé profundizar en el tema puede consultar el trabajo de Juan Carlos Melo, anteriormente citado.
Actividad en Santa Fe
Doña Gregoria Pérez Ilarramendi De Deniz
En ocasión de marchar Belgrano a Santa Fe se produce un interesante aporte de una valiente dama santafesina. Se trata, de Doña Gregoria Pérez Ilarramendi de Deniz. Al morir su esposo, Juan Ventura Deniz, en 1801, sus bienes son heredados por su esposa Gregoria y sus hijos. “Una suerte de estancia” en el río Feliciano, en el rincón que forma el río Feliciano con todas las haciendas de ganado vacuno en la extensión de leguas que en ellos se hallaban; veintidós esclavos; casa de ladrillo y teja, ubicada sobre el río Paraná; una fábrica para curtir suelas, habitada por ocho negros y sus familias. Belgrano en su marcha al Paraguay descansa con su tropa en el paso de Santo Tome, donde decide pasar el río Salado para saludar a las autoridades. Belgrano entra a la ciudad de Santa Fe y se aloja en el Convento Santo Domingo, donde los vecinos le ofrecen cariño y un numero de ofrendas. Instalado en la Bajada de Paraná se dedica a reclutar milicias entrerrianas y recibir donaciones para el Ejército de su mando. En esta ocasión se presenta Valentín Deniz, hijo de doña Gregoria Pérez, con una carta de su madre al General, poniendo a disposición sus haciendas, casas y criados y otros bienes para auxiliar al Ejército de su mando.
Doña Gregoria tenía un gran amor a la tierra americana y estaba emparentada con funcionarios importantes por los que conocía la relevancia del Movimiento de Mayo y la necesidad de expedicionar al Interior. Belgrano, emocionado contesta a Doña Gregoria, señalando que “jamás olvidara una efusión tan sincera en beneficio de la Santa Causa que defendemos”. El gobierno a través de Belgrano trasmite su agradecimiento a Doña Gregoria por su celo y patriotismo: “Así eran las mujeres en aquellos tiempos”. Carranza en su libro Patricias Argentinas destaca este gesto de Doña Gregoria Deniz, considerando a nuestra heroína como ilustre patricia argentina. Nuestro Instituto Nacional Belgraniano rindió homenaje a esta ilustre patriota el 2 de noviembre de 1996 en la Estancia El Sauce (La Paz – Entre Ríos). El Profesor Aníbal Jorge Luzuriaga puso de manifiesto los valores de aquella ilustre dama santafesina que la posteridad recuerda con cariño a través de un monumento del gran escultor Torcuato Tasso de Paraná. Algunas calles llevan su nombre en tanto la poetiza Maria Ester le dedica el más sentido homenaje
“Tu rostro se deshizo, tu mano se hizo piedra, pero quedó tu nombre, que ya se hizo calle que ya se ha vuelto bronce….”
El paso de Santo Tomé
Oficio de Manuel Belgrano a la Junta, comunicándole la llegada a la Bajada del Paraná. Informa además que dejó a Balcarce en el Paso de Santo Tomé, Bajada del Paraná, 10 de octubre de 1810.
Fuente: Archivo General de la Nación, Sala X, 2-4-15. Cfr. asimismo Instituto Nacional Belgraniano ; Documentos para la Historia del Gral Don Manuel Belgrano , tomo III, vol. 1, Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 1998, p. 281. También en Museo Mitre ; Documentos del Archivo de Belgrano , tomo III, Buenos Aires, Coni Hnos., 1914, pp. 100-101 y en Senado de la Nación ; Biblioteca de Mayo , tomo XIV Guerra de la Independencia, Buenos Aires, Senado de la Nación, 1963, p. 12470.
DECRETO 2390/15 - Declarción de lugar histórico nacional al sitio se encuntra el Algarrobo Histórico de Santo Tomé
Decreto 2390/2015
Declaración.
Bs. As., 10/11/2015
VISTO el Expediente N° 13.245/15 del registro del Ministerio de Cultura, por el que se propone la declaratoria como lugar histórico nacional al sitio donde se emplaza el Algarrobo Histórico de Santo Tomé, ubicado en la calle Libertad N° 1035, de la Localidad de Santo Tomé, Provincia de Santa Fe, y
Considerando:
Que producida la Revolución del 25 de mayo de 1810, el Primer Gobierno Patrio le encomendó al Doctor Manuel Belgrano, el 4 de septiembre de 1810, la jefatura de las fuerzas destinadas a operar en la Banda Oriental, con el fin de sofocar la resistencia surgida en la Provincia de Paraguay.
Que, según la tradición oral y documentos que lo prueban, el General Manuel Belgrano descansó a la sombra del Algarrobo Histórico de Santo Tomé, previo al vadeo del Río Salado para entrar en Santa Fé, a comienzos de octubre de 1810.
Que, en la actualidad, este espécimen arbóreo se encuentra en la Ciudad de Santo Tomé, Provincia de Santa Fé, en la costa del Río Salado y configura un ícono histórico de gran importancia para la comunidad, encontrándose en el predio del camping municipal de esta ciudad.
Que la entonces Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, actual Comisión Nacional de Monumetos, de Lugares y de Bienes Históricos, aconseja su declaratoria.
Que la DIRECCIÓN GENERAL DE ASUNTOS JURÍDICOS del MINISTERIO DE CULTURA ha tomado debida intervención.
Que la presente medida se dicta en el marco de lo establecido por los artículos 1° ter, inciso b) de la Ley N° 12.665 y sus modificatorias y 99 inciso 1 de la CONSTITUCIÓN NACIONAL.
Por ello,
LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN ARGENTINA DECRETA:
Artículo 1° — Declárase lugar histórico nacional al sitio donde se emplaza el ALGARROBO HISTÓRICO DE SANTO TOMÉ, ubicado en la calle LIBERTAD N° 1035, de la Localidad de SANTO TOMÉ, PROVINCIA DE SANTA FE (Datos Catastrales: Parcela 13/2, Manzana 10 – 1117).
Art. 2° — La COMISIÓN NACIONAL DE MONUMENTOS, DE LUGARES Y DE BIENES HISTÓRICOS realizará las gestiones y procedimientos establecidos en la Ley N° 12.665 y sus modificatorias, en su reglamentación y en las normas complementarias, a los fines de la preservación del bien protegido.
Art. 3° — Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCIÓN NACIONAL DEL REGISTRO OFICIAL y archívese. — FERNÁNDEZ DE KIRCHNER. — Aníbal D. Fernández. — Teresa A. Sellarés
Actividad en Corrientes
DOÑA ROSARIO FERNÁNDEZ BLANCO DE GÓMEZ BOTELLO
Tanto la documentación de época complementada por fuentes bibliográficas que refuerzan la memoria histórica, señalan un acontecimiento interesante de lo ocurrido en ocasión de la llegada y los incidentes que produjo la estadía del General Belgrano en Corrientes. La familia Fernández Blanco recibió al General Belgrano en su vieja casa con basamentos de piedra ubicada frente a la punta de San Sebastián. La casa lucía con sus mejores galas y se encendieron las lámparas de plata al aceite y se prendieron los candelabros con velas de cera. La mesa grande señorial cubierta con rica mantelería de Holanda, con olor a vetiber y pétalos de rosa, con vajilla de oro reluciente, esperaban al apuesto general que ocupo el lugar de preferencia. Muchas familias de rango como la de Don Ángel Fernández Blanco y su señora Doña Tiburcia Rodrigo y Avedaño apoyaron materialmente la larga y difícil expedición de Belgrano al Paraguay. Si bien Fernández recibió con todos los halagos a Belgrano, en cambio su hija Doña Rosario Fernández Blanco de Gómez Botello se negó a hacerlo pues era partidario del Rey, señalando que “no he querido recibir al GENERAL DE PAPEL”. Esto provocó un gran disgusto familiar. Posteriormente la señora Gómez Botello debió desagraviar al General Belgrano haciéndole llegar una bandeja de plata con dulces y pastas regionales con un atento saludo a la usanza correntina.
Belgrano fue recibido no sólo por la familia Fernández Blanco sino también a nivel gubernamental, pues se realizó en su honor un suntuoso baile en los salones de la familia Perichon, donde asistió lo mas granado de Corrientes. Allí se encontraba la Señora Botello, vestida a la española y arrogante. Belgrano, apuesto y amable, vestido de gala, le ofrece su brazo para iniciar el baile. Se dice que la gentileza, el don de gente y su correcto comportamiento que cautivó a las mujeres de la época, doblego la altivez de esta dama correntina, que se convirtió en fervorosa admiradora. La memoria histórica ha rescatado este episodio para las futuras generaciones.
El tambor de Tacuarí
El tambor de Tacuarí, Pedro Ríos, forma parte de la constelación de héroes que la Provincia de Corrientes dio a la Patria. La figura de José de San Martín, otro ilustre correntino, libertador de Argentina, Chile y Perú, es tan relevante que hace que los perfiles de los demás próceres se desdibujen. Sin embargo, es muy importante rescatar el heroísmo de Pedro Ríos, un niño de 12 años que acompañó a Belgrano en la Expedición al Paraguay, dando muestras de valentía y patriotismo, y perdiendo la vida en el combate de Tacuarí.
Pedro Ríos era un niño nacido en Yaguareté-Corá, que significa “corral de tigres” en guaraní, actual ciudad de Concepción, y cabecera de dicho departamento. Este pueblo es uno de los más antiguos de la provincia de Corrientes, fundado en el año 1796, con una base de 58 pobladores entre los que se contaban 32 españoles y 26 nativos, que se hallaban avecindados desde hacía varios años en torno al Oratorio de San Francisco de Asís, existente en el lugar, dependiendo éste del Curato de San Roque. En 1870, cambia el pueblo y departamento de Yaguareté –Corá por el actual de Concepción.
En 1810, el entonces coronel Manuel Belgrano se encontraba al mando de la Expedición Libertadora del Paraguay enviada por el gobierno de la Junta Gubernativa. Se proponía llevar la revolución al Paraguay.
La incorporación y la actuación de Pedro Ríos al Ejército de Belgrano fue durante muchos años un hecho poco conocido. Tal es así que existen datos equivocados en la película “El Tambor de Tacuarí” filmada en 1948, donde se lo llama Gregorio o Goyo, y aparece como incorporado al Ejército de Belgrano en Buenos Aires y en un diálogo afirma haber nacido allí, aunque llevado desde muy niño a Corrientes.
Los historiadores pudieron comprobar que nació en septiembre de 1798 en yaguareté-corá. En ese momento este pueblo contaba con una capilla que dependía del Curato de San Roque. Los bautizados allí durante mucho tiempo no fueron anotados. Por ello tampoco figura en los libros parroquiales de San Roque. La única referencia acerca de su nacimiento la proporciona el general Celestino Vidal, el militar que más contacto tuvo con el niño, quien a poco de incorporado, le recordó que hacía dos meses había cumplido doce años. Por lo cual su nacimiento debe ubicarse en septiembre de 1798.
El extinto doctor Francisco Atenodoro Benítez, nacido en la localidad de Concepción, en su libro Homenaje justiciero, la estatua al Tambor de Tacuarí , editado en 1930, nos ofrece datos certeros relativos a la entrada de Belgrano al citado pueblo y a la incorporación del Niño Héroe a las filas del Ejército Libertador.
En la mañana del 26 de noviembre de 1810 se produjo la entrada del Ejército de Belgrano en Concepción.Belgrano, penetró en las calles del pueblo, y acompañado de parte de su plana mayor, se dirigió a orar al oratorio, arrodillado ante el patrono de Yaguareté –Corá, que era entonces San Francisco de Asís. Al abandonar el oratorio para ir a visitar la escuela de primeras letras del pueblo, se encontró en el atrio con algunos paisanos, quienes le solicitaron incorporarse a las filas del ejército patriota, encontrándose entre ellos un niño de 12 años, Pedro Ríos, quien pedía insistentemente entrar al ejército. Belgrano dudó al principio de llevar a ese niño a una expedición militar, pero el propio padre, llamado Antonio Ríos, dijo: “No solo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria” (1)
El Comandante Celestino Vidal, que llegó a ser posteriormente general, hombre medio ciego, le solicitó a Belgrano que aceptara al niño para servirle de guía y compañero en la Campaña Libertadora del Paraguay, y por lo tanto, Pedro Ríos fue incorporado al Ejército Patriota.
La marcha del ejército de Belgrano demandó grandes sacrificios por las características del terreno, dado que existían numerosos ríos, arroyos, lagunas, esteros y bosques, que eran difíciles de cruzar por la carencia de caminos y de poblaciones de abastecimiento.
El 19 de diciembre se efectuó el cruce del Alto Paraná para ingresar a territorio paraguayo. Pedro Ríos no tuvo mucho tiempo para ejercitarse en el uso del tambor, debido que batir el parche en zona enemiga hubiera significado delatar la posición del ejército a los espías realistas. No obstante eso, años después cuando Manuel Belgrano era conducido enfermo desde Tucumán a Buenos Aires, en un descanso en tierra cordobesa, recordó que a la fecha del combate de Tacuarí, el niño había adquirido una destreza aceptable tocando el tambor. Lo consideraba Belgrano junto a las Niñas de Ayohuma, como los recuerdos más hermosos de su vida militar, puesto que estos niños en circunstancias adversas no claudicaron.
La primera noticia de una intervención de Pedro Ríos se produjo en el ataque al campamento enemigo de Yuquerí, el 19 de enero de 1811, que desembocó en la Batalla de Paraguarí, derrota para las fuerzas patriotas. En esa ocasión, Pedro Ríos tuvo la misión junto a 70 soldados y 14 peones de fortificar las carretas del parque de armas, como así también el hospital de campaña. En las escaramuzas de Itapúa, estuvo lejos de las acciones con el grueso del ejército. La batalla de Paraguarí tuvo lugar el 19 de enero de 1811, y aunque los patriotas lucharon denodadamente, el agotamiento de las municiones contribuyó a que éstos sufrieran su primer derrota en territorio paraguayo, pudiendo retirarse en orden y fortificarse en las proximidades del río Tacuarí, al sur del Paraguay. Cuando Belgrano advirtió que 120 de sus hombres quedaron encerrados en la capilla de Paraguarí, ordenó tocar reunión para auxiliarlos, produciéndose el bautismo de Pedro Ríos como tambor, al concedérsele al titular, ocupar posiciones de soldado en reemplazo de los que estaban en el oratorio.
En la batalla de Tacuarí, que tuvo lugar el 9 de marzo de 1811, se destacó la figura de Pedro Ríos.Guía del comandante Celestino Vidal y también batía los parches de su tambor. En cumplimiento de esas funciones en pleno desarrollo de las operaciones bélicas, fue alcanzado por dos proyectiles de fusil en el pecho, cayendo herido de gravedad y falleciendo minutos después, con heroísmo en el campo de batalla. El general Celestino Vidal decía hacia el final de su vida: “Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros”(2)
En la batalla de Tacuarí finalizó la vida de este heroico niño correntino llamado Pedro Ríos, “Mártir de la Campaña Libertadora del Paraguay”. Su patriotismo y valentía debe servir de ejemplo a la niñez y juventud argentina.
Según Mitre: ”En la batalla de Tacuarí, la infantería argentina al son del paso de ataque que batía con vigor sobre el parche un niño de doce años, el lazarillo del comandante Celestino Vidal (que apenas veía), pues los niños y los ciegos fueron héroes en aquella jornada” (3)
En el centro de la Plaza 25 de Mayo de Concepción se encuentra emplazada una estatua del Niño Héroe, donación del personal directivo y docente de la Escuela Graduada J. Alfredo Ferreyra de esa localidad. Esta estatua fue inaugurada en el año 1929, durante la gobernación del doctor Benjamín S. González. La estatua es una réplica de la existente en el Colegio Militar de la Nación, obra del escultor Luis Perlotti, y fue fundida en el Arsenal de Guerra. Está montada sobre un pedestal de mampostería y tiene una placa homenaje del Círculo Militar, con la siguiente inscripción: ” El Círculo Militar al Tambor Pedro Ríos, Muerto en el Combate de Tacuarí-9 de marzo de 1811” (4).
Existe un monolito recordatorio en su solar natal ubicado dentro del establecimiento agropecuario “San Eugenio”, sito en el paraje “Lomas de Verón”, en la 1ra. Sección Rural del Territorio Departamental de Concepción, a una distancia de dos kilómetros al noreste de la planta urbana de la localidad homónima, cabecera de dicho departamento. La Dirección Nacional de Educación del Adulto, Delegación Corrientes, a iniciativa del delegado provincial de esa época, Máximo Ricardo Dacunda Díaz, rindió homenaje a la memoria del Niño Héroe en ese lugar. El monolito tiene dos placas: la primera con la siguiente inscripción: “Pedro Ríos, Tambor de Tacuarí, Homenaje al Héroe correntino en su Tierra Natal, Concepción. Dirección Nacional de Educación del Adulto Delegación Corrientes. 14 de marzo de 1972”. La segunda fue un homenaje de la Municipalidad de Concepción con la siguiente leyenda: “Al Héroe Correntino (Tambor de Tacuarí) Pedro Ríos. Concepción. 14 de marzo de 1972”. (5)
- Juan Carlos Díaz Ocanto, El Niño-Héroe era correntino. Argentina, Instituto Belgraniano, 1991, p. 9.
- Juan Carlos Díaz Ocanto, op. cit., p. 14.
- Juan Carlos Díaz Ocanto, op. cit., p. 15.
- Juan Carlos Díaz Ocanto, op. cit., p. 15.
- Juan Carlos Díaz Ocanto, op. cit., p. 16.
LEY Nº 5988
El Honorable Senado y la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Corrientes, sancionan con Fuerza de Ley.
Artículo 1º.- Establézcase el año 2.011 como AÑO DEL TAMBOR DE TACUARI, en homenaje a Pedro Ríos, niño héroe oriundo de la localidad de Concepción del Yagüareté Corá, que falleciera en acción el 9 de Marzo de 1.811 durante la Batalla de Tacuarí (Paraguay).-
Artículo 2º.- Institúyase la fecha 9 de Marzo de cada año como Día del Niño Correntino, en reconocimiento y homenaje al sacrificio por la Patria y la Libertad que prestara el niño Pedro Ríos en el mencionado combate.-
Artículo 3º.- Desígnase como sede del acto central de la provincia, la localidad de Concepción del Yaguareté Corá, dicho evento se efectuará en la plaza que lleva el nombre del Niño Héroe.-
Artículo 4º.- Establézcase asueto Escolar y Administrativo en todo el territorio del departamento de Concepción, permitiendo de esta manera la concurrencia al Acto Central.-
Artículo 5°.- Conmemórase en todos los establecimientos escolares de la Provincia de Corrientes la fecha señalada e incorpórense la historia del personaje y los hechos de valor del niño héroe a la currícula de todos los niveles de educación provincial, resaltando como ejemplo de la juventud.-
Artículo 6°.- Dispóngase que a partir del 1 de Enero de 2.011 toda documentación y papelería oficial del Estado Provincial lleve obligatoriamente en su margen superior derecho la inscripción “2.011 año del Tambor de Tucuarí".-
LEY Nº 5988
Artículo 7°.- Promuévase en el territorio provincial, actividades, seminarios, conferencias y programas educativos y culturales tendientes a honrar la figura del Niño Héroe y exaltar los valores del sacrificio, el patriotismo, y la libertad en la formación de nuestra identidad correntina.-
Artículo 8°.- Comuníquese al Poder Ejecutico.-
DADA en la Sala de Sesiones de la Honorable Legislatura de la Provincia de Corrientes, a los veintitrés días del mes de junio de dos mil diez.
Sancionada: 23-06-2010.-
Autor: Sdor. Sergio Flinta.-
Expte. 5219 HCD y Expte. 2964/10 HCS.-
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Corrientes, 23 de junio de 2010.-
AL PODER EJECUTIVO:
Cumplo en dirigirme a V. H. a fin de comunicarle que esta Honorable Cámara de Diputados en Sesión Ordinaria celebrada en la fecha, ha dado sanción definitiva al proyecto de ley que establece el Año 2011 como “Año del Tambor de Tacuarí” y se instituye el 09 de marzo de cada año como “Día del Niño Correntino” ; en los términos del original que se adjunta.
Es Ley Nº 5 9 8 8.-
Dios guarde a V. H.-
V. E. el Señor
Gobernador de la Provincia
Dr. HORACIO RICARDO COLOMBI
S U D E S P A C H O .-
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Corrientes, 23 de junio de 2010.-
AL HONORABLE SENADO:
Cumplo en dirigirme a V. H. a fin de comunicarle que esta Honorable Cámara de Diputados en Sesión Ordinaria celebrada en la fecha, ha dado sanción definitiva al proyecto de ley que establece el Año 2011 como “Año del Tambor de Tacuarí” y se instituye el 09 de marzo de cada año como “Día del Niño Correntino” ; en los términos de la copia que se adjunta.
Es Ley Nº 5 9 8 8.-
Dios guarde a V. H.-
V. E. el Señor
Vicegobernador de la Provincia
DR. NESTOR PEDRO BRAILLARD POCCARD
SU DESPACHO .-
Despedida de George Washington
Traducción de Belgrano de la Despedida de Washington al Pueblo de los Estados Unidos
Existe un paralelismo entre las vidas de Manuel Belgrano y George Washington, ambos héroes en la lucha emancipadora de las Américas. Ambos fueron precursores de las luchas comunes por la libertad e independencia. Sufrieron las deserciones de sus tropas, mal equipadas y mal alimentadas, a la vez que la apatía de sus gobiernos, interesados muchas veces en los pequeños intereses locales y descuidando los grandes intereses nacionales. Finalmente, los dos continuaron siendo patriotas en la acepción más pura del término: “El que ama a la patria y procura celosamente su bien”. (1)
Belgrano se interesó en la filosofía política de Washington. Según palabras de Mitre: “…llevaba la patilla a la inglesa, como se ve en los retratos de la última época de Washington, que era su modelo político”. (2)
Tal era la admiración que sentía Belgrano por Washington que el 2 de febrero de 1813, en la víspera de su batalla más importante, la batalla de Salta, se pasó la noche en su tienda de campaña escribiendo hasta cerca del alba. Estaba concluyendo por segunda vez su versión en castellano de la “Oración de despedida de Washington”, el documento que el 17 de septiembre de 1796, en vísperas de su retiro a la vida privada, Washington ordenó se publicara en la prensa. Este documento era un resumen de sus creencias políticas.
“Ese héroe – escribió Belgrano- digno de la admiración de nuestra edad y de las generaciones venideras, exemplo de moderación y de verdadero patriotismo, se despidió de sus conciudadanos, al dexar el mando dándoles lecciones las más importantes y saludables.”(3) Ese mensaje constituye junto con “La declaración de independencia”, “La Constitución” y “El discurso de Gettysburg”, de Lincoln, los cuatro documentos más notables de la historia de los Estados Unidos. “La despedida”, desde 1901, se lee en alta voz por un senador designado anualmente a ese efecto, en el aniversario del natalicio de Washington. La importancia de este documento queda probada dado que no hay precedente análogo respecto de ningún otro documento del Estado.
Belgrano anteriormente, en marzo de 1811, tenía ya casi terminada la misma traducción. En esas circunstancias se esperaba la batalla de Tacuarí, perfilándose la derrota inminente, por la superioridad en número de las tropas realistas, por lo cual tuvo que destruir esta traducción junto con el resto de sus papeles privados. En Tucumán, durante la primavera de 1812, recomenzó la tarea. Con respecto a su traducción Belgrano, que tenía un gran sentido crítico y era muy humilde, manifestó: “No con aquella propiedad, elegancia y claridad que quisiera y de que son dignos tan sabios consejos, pero al menos los hé puesto inteligibles, para que mejores plumas les den aquel valor que mis talentos, ni mis atenciones se permiten”. (3)
Esa noche de febrero de 1813, al cabo de una ardua marcha de dos semanas a través de territorios yermos, el general Belgrano y sus tropas acampaban junto a las crecidas márgenes del río Pasaje. Allí, antes de continuar al Norte, fueron obligados a detenerse a causa de lluvias torrenciales. Fue así que Belgrano tuvo oportunidad de terminar su traducción, y cuando él y su ejército reanudaron la marcha hacia Salta, donde lo esperaban las fuerzas realistas al mando de Pío Tristán, despachaba el manuscrito a Buenos Aires “para que se imprimiese”. (4)
Belgrano consideraba que él era el primero en realizar esta traducción, aunque abrigaba dudas, dado que escribió “…o que si lo han hecho, no se ha publicado”. (5).
La investigadora Courtney Letts de Espil buscó información en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en la Fundación Hispánica, división que tiene en custodia doscientos o trescientos mil volúmenes en la lengua castellana, y para su sorpresa encontró que la única traducción existente de la Despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos era la de Belgrano .Para completar su búsqueda se dirigió a la biblioteca de la Unión Panamericana, encontrándose como única traducción la versión realizada por Belgrano. Un distinguido bibliotecario, poeta y escritor de la biblioteca del Congreso, el Dr. Archibald Mac Leish, se interesó en el tema y dispuso que se efectuara otra búsqueda. El resultado fue encontrar otra traducción, titulada “La vida de Jorge Washington “, publicada en Filadelfia en 1826.En ese libro figuraba “La oración de la despedida”, entre los otros escritos del prócer estadounidense. El autor, aunque norteamericano, no había captado sus cualidades. Esta traducción era ligera y descuidada. En tanto que Belgrano, a miles de millas de distancia, veintiún años antes, logró captar su esencia para ofrecer a sus compatriotas una versión más ajustada.
Belgrano compartía el anhelo apasionado de Washington por la Unidad. Consideraban que las rencillas entre los estados, o provincias, debían evitarse para que sus países pudieran ser suficientemente fuertes para mantenerse libres e independientes: “También os es apreciable en el día de la unidad de gobierno que os constituye una nación – escribió Washington según la versión de Belgrano-y á la verdad justamente apreciáis; pues es la columna principal del edificio de vuestra verdadera independencia, el apoyo de vuestra tranquilidad interior, de vuestra seguridad, de vuestra prosperidad y de esa misma Libertad que tanto amáis”. Luego añadió: “Pero como es fácil prever, que por diferentes motivos… se trabaje con mucho empeño…para debilitar, en vuestro concepto, el convencimiento de esta verdad: siendo este el punto de vuestro baluarte político contra el cual se han de dirigir con más constancia y actividad las baterías de los enemigos interiores y exteriores (aunque muchas veces oculta é insidiosamente…) (6)
Es interesante saber el valor del americanismo para Belgrano. En su “Introducción” Belgrano valora los conceptos de Washington en relación al tema: “Habló con cuantos tenemos, y con cuantos pueden tener la gloria de llamarse americanos, ahora, y mientras el globo no tubiese otra variación”. Según Washington: “El nombre de americanos que os pertenece… siempre debe excitar un justo orgullo patriótico, más que cualquier otro nombre, que deribe de los lugares en que habéis nacido”. No eran meramente virginianos, ni neoyorquinos, ni de Pensilvania. “Juntos habéis peleado y triunfado en una causa común: la independencia y la libertad que poseéis es la obra de vuestros consejos, de los peligros, de los sufrimientos y de las ventajas comunes, que en Unión habéis conseguido”. (7)
La Despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos es un extenso documento, que abarca desde el campo de la defensa, del comercio, finanzas, problemas internos y política exterior. Este documento es fundamental en los años en que nacían los Estados Unidos como nación independiente. (8)
Es interesante conocer como este “librito” llegó a las manos de Belgrano. El pintoresco David Curtis de Forest, nacido en Nueva Inglaterra, quien más tarde adquirió ciudadanía argentina, le dio a Belgrano en 1805 este documento. Según las palabras de De Forest: ”Poseo una finca – le comunicaba a un amigo en los Estados Unidos-, estoy vinculado a Juan Larrea…y tengo el honor de estar en las más especiales y confidenciales relaciones de amistad con la mayoría de los hombres de gobierno de este interesante país”. (9)
El médico José Redhead, en 1812 se vio obligado a huir de Salta, después de la ocupación realista, y a partir de ese momento permaneció al lado del general Belgrano. La primera traducción Belgrano la terminó antes de conocerlo, pero lamentablemente la tuvo que destruir antes de la acción de Tacuarí. Para la segunda traducción recibió la ayuda de Redhead, como Belgrano manifestar: “Para executarla con más prontitud me hé valido del americano Dr. Redhead, que se ha tomado la molestia de traducirla literalmente y explicarme algunos conceptos…” (10).
Este médico lo acompañó y asistió a Belgrano en sus enfermedades y al aproximarse la muerte del prócer, éste balbuceó al oído de su hermana Juana, quien lo cuidaba, el deseo de legar el reloj al médico: “Es todo cuanto tengo que dar a este hombre bueno y generoso”. (11).
En 1873 en el aniversario de la batalla de Tucumán, y en ocasión de la inauguración de la estatua de Belgrano, el general Bartolomé Mitre, una vez más aunó los nombres de Belgrano y Washington: “Han sido aclamados grandes con el aplauso de la conciencia humana y de la moral universal.”(12)
“La gloria de llamarse americanos”, el mensaje de ambos próceres, resuena hoy como una promesa renovada y un desafío frente a la crítica realidad que nos toca vivir.-
- Courtney Letts de Espil, Belgrano y Washington. Su colaboración en la Inmortalidad. En: Manuel Belgrano, Despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos . Reimpresión de la publicación del Servicio Cultural e Informativo de los Estados Unidos de América con motivo del Segundo Congreso Nacional Belgraniano. 22-23 y 24 de junio de 1994, p.21.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 21.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 22.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 23.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 23.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 25.
- Coutney Letts de Espil, op. cit., p.p. 25-26.
- El lector que esté interesado en el tema puede consultar la obra citada anteriormente.
- Archivo del Departamento de Estado. En: Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 27.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 26.
- Courtney Letts de Espil, op.cit., p. 28.
- Courtney Letts de Espil, op. cit., p. 28.
Las Heroínas de la Coronilla
Antes de entrar en el tema es importante establecer el carácter que tuvieron las Guerras de la Independencia del Alto Perú –hoy Bolivia- y el territorio norte de la actual República Argentina. Este territorio en esos momentos constituía el Virreinato del Río de la Plata y, a partir de 1816, las Provincias Unidas en Sudamérica.
Las primeras manifestaciones ocurridas en el Alto Perú, dada la situación de España y la serie de acontecimientos que se desenvolvían en el territorio americano, se producen en las ciudades de Chuquisaca y La Paz en 1809, cruelmente reprimidas por las tropas realistas. Semejantes movimientos se harían sentir poco después con fuerza en todo el ámbito hispanoamericano, muy especialmente en Salta, Jujuy, Orán y Tarija.
Mitre llamó a la lucha que se desplegó en estos territorios Guerra de Republiquetas, que enmarcaron los gritos de libertad e independencia que tuvieron como fuerza indiscutible el accionar de todo un pueblo. Hoy se la llama guerra de guerrilla o guerra de recursos.
Nuestros caudillos y sus fuerzas irregulares hostilizaron a los aguerridos ejércitos españoles que habían actuado contra las huestes napoleónicas, al frente de bravos capitanes como lo fueron Gavino Saravia y Luis Burela, que respondían a Martín Miguel de Güemes, quien hizo la guerra sin cuartel pasando ésta a la historia como Guerra Gaucha.
El pronunciamiento revolucionario del Alto Perú por sus características fue un movimiento total de la Nación en armas. En ellas lucharon hombres, mujeres y niños, todos dieron su vida por la idea común de patria. Hombres, mujeres, sacerdotes, funcionarios, criollos, mestizos e indios unificaron esfuerzos en esta epopeya.
Entre 1809 y 1810 la guerra de guerrillas en el Alto Perú tuvo una significación diferente que la librada en el noroeste argentino. La geografía y el carácter de la lucha le dio singularidad a la misma. Esta era cruel y sanguinaria, al tiempo que era heroica por sus sacrificios y hazañas.
Se caracterizó por la humildad de sus caudillos y su arrojo. Sucumben y aparecen otros, brotan de las montañas y del seno de las selvas y los bosques. Son exterminados, vencidos y martirizados, pero ellos jamás se extinguen pues fueron fecundando en la sangre de otros el ideal de patria.
Los historiadores hablan de más de 102 caudillos que actuaron en esta lucha heroica y que sólo 9 sobrevivieron. Los 93 restantes subieron al cadalso o se extinguieron en los campos de batallas. También la heroicidad de las mujeres estuvo presente de manera efectiva en estas luchas.
Los centros de resistencia se llamaban republiquetas. A saber: La del norte con centros en Ayopaya-Omasuyos. Con centro en Chayanta, que dominaba las comunicaciones con Oruro, Cochabamba-Chuquisaca. Otra en Mizque, que circundaba a Cochabamba y se comunicaba con Santa Cruz de la Sierra y Valle Grande. Otra en Río Grande hacia el Pilcomayo. Otra en Cinti con comunicaciones en Porcos-Cotagaita y se extendía hacia Tarija y el Chaco Boreal.
Los caudillos más importantes eran: norte: Munecas y Lanza; centro: Arce y Arenales; sud: Padilla, Camargo, Umaña y Uriondo y oriente: Warnes y Mercado. En Tarija se encontraban: Manuel y Ramón Rojas, Francisco de Uriondo, Eustaquio Méndez, alias el Moto, José Fernández Campero, marqués de Yavi. Los de Tarija respondían a Guemes y a Belgrano.
En este marco tuvo lugar la segunda rebelión de Cochabamba en 1812. Fernando de Abascal –Virrey de Lima- organizaba en Perú las hordas de Mateo Pumakagua, quien con 4000 indios arrasó La Paz, Oruro y Cochabamba. Pumakagua luego se vuelca a la causa independentista y atacó a los españoles en Arequipa. En tanto, Mariano Pinelo e Idelfonso de las Muñecas llegaban al Desaguadero para vencer a los españoles. Siguieron a La Paz, donde tuvieron importantes victorias. El gobernador de La Paz –Valde Hoyos- hizo minar el palacio y colocó barriles de pólvora en el cuartel general. El pueblo amotinado provocó una terrible carnicería. El coronel Juan Ramírez con 2000 hombres atacó a los guerrilleros – Pinelo y Muñecas- provocando también una terrible venganza y persiguió a Pumakagua, venciéndolo a orillas del Umachiri en las Chungas.
El pueblo de Cochabamba se había revelado contra Pumakagua y, bajo la dirección de Esteban Arce, depuso al gobernador Allende y creó una junta presidida por Mariano Antezana. Las fuerzas rebeldes atacaron a Oruro y La Paz. Esteban Arce intimó la rendición de Oruro. No obstante los realistas vencieron en Guanipaya.
Los realistas tratan de contener los avances guerrilleros, así el coronel Lombera y el teniente coronel Augusto Huici, al igual que Goyeneche, saliendo de La Paz, Oruro y Chuquisaca, tratan de sofocar la segunda rebelión en Cochabamba. Se va a producir el combate de Queñual el 22 de mayo de 1812. Goyeneche, desde Mizque y apoyado por el coronel Imas, sostendrá encuentros sangrientos, como la batalla de Queñual a la altura de Pocoma, donde es derrotado por Arce. En tanto Cochabamba, enviaba el 26 de mayo emisario a Goyeneche para exigirle garantías. Este contestó que la provincia estaba bajo la protección del rey. Mellizo, el 27 de mayo de 1812, hizo abrir las puertas de la cárcel, saliendo libres los presos que saquearon las casas de españoles y se armaron para enfrentar a Goyeneche. Se situaron en el Cerro de San Sebastián y fustigaron a las tropas realistas, pero en el momento culminante, faltó la decisión de los hombres y ésta fue sostenida por las mujeres de Cochabamba, que pelearon hasta el sacrificio, recibiendo el nombre de heroínas. Algunos autores señalan que la acción se vio dificultada por celos entre Arce y Antezana por el mando.
El soldado Francisco Turpin escribió a Belgrano, relatándole la acción de Cochabamba, con fecha 4 de agosto de 1812 en Jujuy (1). Señala que el ejército enemigo rompió fuego después de haber hablado el capitán de caballería Jacinto Terrazas con ellas, que sostuvieron no querer rendirse y más bien tendrían la gloria de morir matando. Seguido esto, el embajador que había llegado de Cochabamba, murió en manos de las mujeres. Estas, con los rebozos atados a la cintura, haciendo fuego por espacio de tres horas, enfrentaron al enemigo, por cuatro puntos del cerco. Murieron así 30 mujeres, 6 hombres de garrote y 3 fusileros. La caballería enemiga rompió el cerco y, bajo el ruido del fusil y del cañón, atacaron el lugar. Poco después, entraron a sangre y fuego, pasando por las armas a algunos guerrilleros y mujeres. La ciudad fue totalmente saqueada y quemadas todas las cementeras, provocando con ello el terror. A duras penas algunos pudieron salvarse y huir hasta Chayanta. Los realistas se ensañaron con niños, viejos y viejas, salvándose las mujeres de buen parecer.
Belgrano exalta la valiente acción de las mujeres cochabambinas y el sacrificio de su gente, exclamando:
“Gloria a las cochabambinas que se han demostrado con un entusiasmo digno de que pase a la memoria de las generaciones venideras.
Ellas han dado un ejemplo que debe exitar, Señor Excelentísimo, los sentimientos más apagados por la patria, y estoy seguro de que no será el último con que confundan a las de su sexo que alucinadas, trabajan en contra de la causa sagrada, y aún a los hombres que prefieren la esclavitud, por no exponer sus vidas para asegurar nuestros justos derechos.”
El heroico comportamiento de las mujeres cochabambinas ha sido reconocido por el pueblo boliviano y su gobierno, declarándose el 27 de mayo Día de la Madre, en honor a estas ilustres Heroínas de la Coronilla.
El año 1812 finaliza con grandes sufrimientos y suerte varia para los caudillos o patriotas frente a los realistas o godos. El año 1813, Belgrano al triunfar en Tucumán y Salta, logra alcanzar Jujuy. Los de Cochabamba y Chayanta, refugiados en el territorio argentino, se incorporan a sus filas. Es así que ratifica en sus ascensos a Padilla y a Arce. Los patriotas en Santa Cruz, Chuquisaca, Oruro, Potosí y La Paz, se movilizan ante el accionar de Belgrano, quien envía una fuerza de vanguardia al mando de Eustaquio Díaz Vélez, a fin de ocupar Potosí y Oruro. El júbilo de los patriotas es inmenso, numerosas proclamas así lo justifican. Belgrano entra a Potosí el 21 de junio de 1813 y es obsequiado por las damas potosinas con la famosa Tarja de oro y plata, designándole Protector del Continente Americano, agradeciendo- además- sus preocupaciones por la mujer y la educación de los niños y las medidas de orden y de administración trazadas por el pueblo altoperuano. Recordemos que arregló la administración en su calidad de Capitán General y buscó dotar a la región de un sistema político y administrativo. La dividió en 8 provincias- inicialmente esta jurisdicción se componía de 4-, confió al coronel Alvarez de Arenales la gobernación e intendencia de Cochabamba; a Ortiz de Ocampo la de Charcas y a Warnes, la gobernación de Santa Cruz de la Sierra y los gobiernos de Mojos y Chiquitos. (2)
- Documento N° 299. Oficio original del soldado Francisco Turpin al General Manuel Belgrano señalando la heroicidad de las mujeres de Cochabamba. Jujuy, 4 de agosto de 1812 en Instituto Nacional Belgraniano, Documentos para la historia del General Don Manuel Belgrano, t. IV, 1811-1812, Buenos Aires, 2003, pp. 554-557.
- Véase: La tarja de Potosí. Un símbolo americano.
Extractado de una conferencia dictada por la Dra. Cristina Minutolo de Orsi en la Asociación de Mujeres Bolivianas en la Argentina. Embajada de Bolivia, octubre 2005.
La Tarja de Potosí
Un símbolo américano
Reseña histórica sobre la Tarja de Potosí. Simbolismo y significación
La Tarja o Escudo de Potosí es un canto o himno de oro y plata, que relata las hazañas del general Manuel Belgrano en las batallas de Salta y Tucumán, así como su acción en la gesta de la independencia americana. Dicha joya “es un real organismo político”, una obra con unidad, con asunto, temas principales, ideas complementarias y accesorias. Es altamente expresiva y sugeridora.
La Tarja, como se la conoce históricamente, le fue obsequiada el 4 de julio de 1813 al general Manuel Belgrano por las damas de la Villa de Potosí (Alto Perú, hoy Estado Plurinacional de Bolivia). Según testimonios de entonces, ocho días después de la llegada de Belgrano, como héroe de Salta, a Potosí, éste ofreció un magnífico sarao en la casa de su morada. A poco de iniciado el baile, se le acercaron tres mujeres (Gregoria Álvarez, María Álvarez y la esposa de Bonifacio Alba) que pusieron en sus manos “una espléndida guirnalda y palma de plata y oro, cinceladas con todo el primor del arte”. Aprovechando un momento de pausa, la señora Gregoria Álvarez tomó la palabra en nombre de todas las demás señoras y dirigiéndole a Belgrano un discurso le presentó en memoria de la libertad, que les acababa de dar, un magnífico “cuadro de plata”, rogándole lo aceptase. Se trataba de una joya de oro y plata un tanto “barroca” en su composición, muy al estilo de aquella época. Sus medidas son 1,70 m. de alto por 1,03 m. de ancho. Su valor fue estimado en 7.200 pesos fuertes, importante suma para aquel momento.
Puede observarse en un documento existente en el Archivo General de la Nación que Belgrano envía el obsequio desde Potosí, el 6 de septiembre de 1813, al Cabildo de Buenos Aires, en una muestra más de desprendimiento público. Lo acompaña con una lista de las setenta y siete damas patriotas que lo distinguieron con la Tarja en Potosí[1].
Una vez en Buenos Aires, se dispuso que ese “soberbio regalo” al héroe fuera colocado en los balcones del ayuntamiento, sobre cojines mullidos, donde el pueblo pudo admirarla durante varias semanas (tal como ocurriera 6 años antes en ocasión de la exhibición de la Lámina de Oruro).
Actualmente la Tarja se encuentra en el Museo Histórico Nacional de la ciudad de Buenos Aires, desde su entrada el 10 de Mayo de 1890, nominada como “Guirnalda y Palma de Potosí”.
En ella se advierte el sentimiento de la Patria Nueva, que se inspira en el porvenir de la América del Sur. Es el homenaje de todo un pueblo impulsado por los deseos de libertad, que proclama a través de ella en forma inequívoca sus anhelos futuros y su decisión de progreso ante el mundo.
En esta Joya también están plasmados de manera simbólica los esfuerzos constantes realizados por Belgrano a través del consulado de Buenos Aires, para promover el desarrollo integral de estas regiones. Una leyenda en oro lo designa “Protector de los Pueblos del Continente Americano”.
Los orfebres potosinos, fueron admirables maestros medallistas y expertos cinceladores de monedas, de joyas, y de objetos diversos como vajilla doméstica o piezas consagradas al culto religioso. Ello les permitió poder expresar con acierto y con un lenguaje simbólico su homenaje al héroe.
Descripción: consta principalmente de una parte central, que posee la idea-madre en la tarja o escudo oval de oro y que da su nombre a toda la pieza. Ese escudo es precisamente una metáfora designando a Belgrano protector de los pueblos del continente, tras su doble victoria y su avance hacia el norte. Su protección, como podrá observarse, se extiende a los mares lejanos (por la navegación y el comercio) en los dos océanos.
Compuesta esta parte central de varias piezas agrupadas, en esta forma:
EN EL FONDO Y EN EL CENTRO, UNA CINTA DE PLATA FIGURA LA AMÉRICA MERIDIONAL Y PARTE DEL ISTMO DE PANAMÁ;
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- AL FRENTE Y COMO CUBRIENDO EL SUSODICHO CONTINENTE, SE OSTENTA UN ESCUDO DE ORO, OVALADO O TARJA PROPIAMENTE DICHA, CON VERSOS PINTADOS EN NEGRO, QUE DICEN: “LAS POTOSINAS CONSTANTES – QUE FIELES SE HAN MANTENIDO – EN DEFENDER EL PARTIDO – DE VUESTRAS ARMAS TRIUNFANTES – VIENDO CUAN INTERESANTES – SON TUS TRIUNFOS Y VICTORIAS – DESEAN QUE A NUEVAS GLORIAS – OH BELGRANO! TE PREVENGAS – POR LA PATRIA Y QUE MANTENGAS – DE SU AMOR, ESTAS MEMORIAS”;
- CIRCUNDADO POR UN LAUREL A LA DERECHA, Y UNA PALMA A LA IZQUIERDA, AMBAS RAMAS DE ORO TAMBIÉN Y CON SUS CABOS CRUZADOS ABAJO A MODO DE GUIRNALDA;
- ARRIBA UN AVE DE ORO SE DESTACA, CON LAS ALAS ABIERTAS Y LAS GARRAS SUSPENSAS, EN ACTITUD DE ELEVAR EL VUELO; Y DE CADA LADO DEL ESCUDO Y LIGADA A ÉL POR SU PROA CON CADENILLAS DE ORO, ESTÁ COLOCADA UNA NAVECILLA DE FILIGRANA DEL MISMO METAL, A VELA Y REMO;
- POR ENCIMA DEL AVE UNA CARTELA DE ORO, DICE EN LETRAS NEGRAS PINTADAS: “LA AMÉRICA”.
La parte central recién descripta se halla rodeada:
- ARRIBA Y EN EL MEDIO, POR UNA PIEZA DE PLATA QUE REPRESENTA LA ANTIGUA INTENDENCIA DE POTOSÍ, LLEVANDO SOBREPUESTO UN SOL SIMBÓLICO LABRADO EN ORO;
- ARRIBA Y A LA IZQUIERDA Y DETRÁS DE LA PIEZA PRECEDENTE, POR OTRA EN FORMA DE CONO QUE REPRESENTA EL CERRO DE POTOSÍ, EN CUYAS LADERAS SE VEN LLAMAS TRANSPORTANDO LAS RIQUEZAS EXTRAÍDAS DE SUS ENTRAÑAS Y EN CUYA PUNTA SE HA FIJADO UNA FLÁMULA;
- Y DE UN A OTRO LADO, POR SENDAS PIEZAS DE PLATA, ENCINTADAS, CON UN CALADO EN TODA SU EXTENSIÓN EN FIGURA DE ONDAS, QUE CONVERGEN HACIA ABAJO DONDE CON OTRA PIEZA DE PLATA, ROMBOIDAL, CUYOS COSTADOS ESTÁN TAMBIÉN EN FIGURA DE ONDAS, REPRESENTAN EN CONJUNTO A LOS RÍOS URUGUAY Y PARANÁ CONFLUYENDO Y ORIGINANDO EL ANCHO ESTUARIO DEL PLATA.
- LA SUSODICHA PIEZA ROMBOIDAL TIENE VARIOS SOBREPUESTOS DE ORO LABRADO: DOS GRANDES PECES, UNO DE CADA LADO; UN GRUPO DE ATRIBUTOS EMBLEMÁTICOS, EN EL CENTRO; Y UNA CARTELA, SOBRE EL EXTREMO SUPERIOR, QUE DICE EN LETRAS NEGRAS PINTADAS: “EL RÍO DE LA PLATA”.
- UNA GUIRNALDA, ABAJO, Y UNA PALMA, ARRIBA, AMBAS DE PLATA, CIRCUNDAN A LAS PIEZAS DESCRIPTAS CON GRAN PROFUSIÓN DE ADORNOS PLATERESCOS Y NUEVE FIGURITAS, DE HOMBRES, EN PLATA MACIZA, REPARTIDOS SIMÉTRICAMENTE ENTRE ÉSTOS, MUESTRAN SENDAS CARTELAS, DEL MISMO METAL, EN LA QUE LEE GRABADO: “LA PATRIA”:
- DE LAS PIEZAS DE PLATA ENCINTADAS, YA REFERIDAS, SALEN GRACIOSAMENTE HACIA FUERA CUATRO RAMAS DEL MISMO METAL, DOS DE CADA LADO, SUSTENTANDO LAS DE LA IZQUIERDA Y LA INFERIOR DE LA DERECHA, FIGURAS DE DAMAS, Y LA SUPERIOR DE ESTE LADO, DE CABALLERO; ESTAS CUATRO FIGURAS SON DE PLATA, MÁS GRANDES QUE LAS FIGURITAS DE HOMBRE CONSABIDAS, Y ESTÁN EN ACTITUDES DIFERENTES, OSTENTANDO SENDOS ESCUDETES DE ORO, OVALADOS, CON VERSOS PINTADOS EN NEGRO, EN LOS QUE SE LEE, EN EL DEL LADO SUPERIOR IZQUIERDO: “LA VICTORIA CONSEGUIDA – EN SALTA, BIEN NOS ADVIERTE – QUE SÓLO TU BRAZO FUERTE – NOS DA LIBERTAD Y VIDA”; EL DEL LADO SUPERIOR DERECHO: “TU – HUMANIDAD, TU VIRTUD – TU FIRMEZA, TU CONSTANCIA – TU VALOR Y TU ARROGANCIA – DAN AL PERÚ LA – QUIETUD”; EN EL DE ABAJO Y LA IZQUIERDA: “ESTE – SUELO AMERICANO – PONE TODA ESPERANZA – EN RESTAURAR SU BONANZA – SÓLO EN TU MANO, – BELGRANO”; EN EL DE ABAJO A LA DERECHA: “AQUELLA GLORIOSA ACCIÓN – EN EL TUCUMÁN GANADA – ES DE TU AGUERRIDA ESPADA – UN NUEVO TIMBRE Y – BLASÓN”. ADEMÁS SOBRE UNA PEANA DE PLATA CON COLGANTES DE ORO, FIJADA A LA PIEZA DE PLATA QUE REPRESENTA LA ANTIGUA INTENDENCIA DE POTOSÍ, OTRA FIGURA DE DAMA DE PLATA Y DE IGUAL TAMAÑO QUE LA DE LOS LADOS, Y QUE TIENE EN SUS MANOS UNA CADENA DE ORO QUE CAE HASTA LA ALTURA DE LA PIEZA ROMBOIDAL, EN CUYO EXTREMO INFERIOR SE HALLA SOBRE PUESTO UN ESCUDETE DE ORO, OVALADO, CON ANVERSOS PINTADOS EN NEGRO, QUE DICEN: “HOY LA – AMÉRICA DEL SUD – TE OFRECE CON TODA EL ALMA – EN ESTA GUIRNALDA Y PALMA – LOS TRIBUTOS DE SU AMOR”.
Remata la tarja un alto pedestal, ornamentado frondosamente al estilo plateresco, sobre el que está de pie una figura indígena, de plata con plumaje de oro, manteniendo con la diestra, enhiesta una lanza de plata cuya punta sostiene un gorro frigio de oro, y asiendo con la mano izquierda, una cadena rota de oro.
Finalmente, enganchado al extremo inferior de la tarja hay una pieza de plata en forma de borla con caireles movibles.
Conjuntamente con la Tarja, el Museo Histórico Nacional exhibe las medallas por Tucumán y Salta que le otorgaron al General Belgrano y que acuñara en Potosí (las envía desde Jujuy el 3 de mayo de 1813 al Gobierno).
La ornamentación de la Tarja presenta elementos y símbolos que al interpretarlos nos ofrecen en forma clara y emotiva, la imagen que aquellas mujeres tenían de la América del Sur. Es una pieza de arte que pertenece a la llamada platería virreinal.
La presencia simbólica de dos mundos culturales: el europeo y el indígena, aparecen amalgamados en la Joya. Un cacique rematando en lo alto, nos advierte de una fuerte presencia. Para las mujeres era un puente entre dos mundos contradictorios, obligados a vivir en un mismo hábitat. Aparece la riqueza del cerro potosino como una gran arquitectura – telón. Es una evocación, figuras femeninas y otros personajes masculinos entre misioneros y conquistadores, profesionales, universitarios enmarcados por granadas, rosas y lirios todos elementos simbólicos del Mediterráneo, que aludían al tema de la Virgen María en ese mundo andino. El Continente de la América del Sur aparece nítido desde el Canal de Panamá y las Islas Malvinas.
Todo el potencial de la región fluye y se derrama entre los ornamentos de la Joya. Un escudo en el medio indica cómo aquellas setenta y siete patriotas potosinas vieron en el general Belgrano, el elemento conciliatorio para la América del Sur. “Broquel de Sudamérica” lo interpretó Dellepiane a Belgrano.
Su costo, sus líneas, el asunto que simboliza, la fastuosidad de los ornamentos florales, enaltecen a sus autores al tiempo que se trata de un objeto digno de Manuel Belgrano y de la Gesta Americana.
Manuel Belgrano fue en verdad el inspirador de la Revolución de Mayo de 1810. El creador de la Bandera Nacional. Y el hombre que todo lo dio en beneficio de la Patria Americana. Enalteció la figura de la mujer, pues proclamó de manera fundamental su proyección a través de la educación al tiempo que procuró resolver y desarrollar las riquezas de este continente.
Los documentos y las fuentes nos muestran hoy el incansable trabajo de aquel importante hombre público que todo lo dio y nada le pidió a la patria. Desde las miradas de las mujeres que mandaron a realizar la Tarja, se advierte cómo la Gesta de la Independencia era parte de un destino común. El Continente Americano, se perfilaba como una unidad.
Esta era la idea a partir de los últimos decenios del siglo XVIII y el ideal expresado por Francisco Miranda, Simón Bolívar y José de San Martín.
El nombre de Manuel Belgrano cobró enorme significación, precisamente por ser el promotor de la Integración Regional.
*por el por el Lic. Prof. Matías DIB.
[1]Las damas eran: María Alvarez, Lucía Ramirez, Gregoria Alvarez, Paula Apodaca, Josefa Lizarazu, Mercedes Tulio, Carmen Ursainqui, Manuela Parrilla, Isabel Mora, Eulalia Semborain, Manuela Ardiles, Mercedes Nuñez, Gregoria Aranibar, Josefa Salcedo, Juana Matos, Manuela Lizarazu, Carmen Alvarez, María Arriaga, Águeda Toro, Josefa Mendoza, Clara Rua, Juana Taboada, María Barriga, María Taboada, Micaela Eguibar, Nicolasa Taboada, Mercedes Paradis, Catalina Pulido, Micaela Alcoba, Manuela Pulido, Juliana Malpartida, María Pulido, Isabel Maguiña, Damiana Zuleta, Narcisa Pantoja, Melchora Apodaca, Dominga Iglecias, Manuela Concha, María Quintana, Andrea Montalbo, Bernarda Quintana, Manuela Mayora, Luisa Loyo, Margarita Gonzales, Inéz Guerta, Margarita Tellez, Juana Manuela Ibero, Luisa Machaca, Manuela Tellez, Petrona Miranda, Bartola Eguibar, Gregoria Besamendi, Petrona Urquieta, Melchora Escobar, Micaela Baldéz, Francisca Lizondo, Francisca Osio, Juana Espinosa, Tomasa Daza, Francisca Escalera, Raymunda Guendica, Petrona Pulido, Juliana Ortiz, Francisca Loayza, Petrona Machaca, María Molina, Maria Oré, Martina Ecos, Paula Oré, Maria Salamanca, Micaela Oré , Ignacia Ecos, María Aliaga, Casimira Sandoval, Rafaela Liseca, Francisca Uriona y Antonia Castillo.
ACLARACIÓN BIBLIOGRÁFICA. “Aviso de una emigrada de la Villa de Potosí” en el Despertador Teo-Filantrópico, Místico y Poético del padre Castañeda, Nº 4, p. 61 del Suplemento del 28 de agosto de 1820. El 25 de junio de 1820, Castañeda publicó en el periódico El Despertador Teofilantrópico que dirigía, en forma de un poema elegiaco, la primera reivindicación póstuma de Belgrano. Allí figuran algunos versos que mencionan la Tarja. “La Lámina de Oruro y la Guirnalda y Palma de Potosí” depositadas en la sala de Audiencia del Superior Tribunal de Justicia de Buenos Aires por A. J. Carranza en La Revista de Buenos Aires. Historia Americana, Literatura, Derecho y Variedades, Navarro Gloria, Miguel [Dir.]., tomo IX, Buenos Aires, Imprenta de Mayo, 1866, pp. 563 a 575. “La Tarja de Potosí” por A. P. Carranza del Museo Histórico Nacional. DEL VALLE QUIROGA DE CORCUERA, Rosa; “El simbolismo de la Tarja” en Anales, Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 2000, número 9, pp. 289-290. DELLEPIANE, Antonio; La Tarja de Potosí, Buenos Aires, Coni, 1917. MINUTOLO DE ORSI, Cristina; “La Tarja o Escudo de Potosí” en Anales, Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 2000, número 9, pp. 285-286. MITRE, Bartolomé; Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, 4ª ed., Buenos Aires, Félix Lajouane, 1887, tomo I. MITRE, Bartolomé; Historia de Belgrano y de la independencia argentina, Biblioteca de Clásicos Argentinos, Volúmen XXVI, Buenos Aires, Estrada, 1947, t. I.
Nos narra una interesante anécdota. En una de las sesiones de la academia de jefes que presidía San Martín personalmente y a las cuales asistía Belgrano como coronel del Número 1, se buscaba uniformar las voces de mando. Belgrano, como Brigadier General, ocupaba el puesto de preferencia, siguiéndole Dorrego por el orden de antigüedad. San Martín dio la voz de mando que debían repetir los demás sucesivamente y en el mismo tono. Al hacerlo el General Belgrano, se rió el coronel Dorrego. San Martín, no estaba dispuesto a tolerar semejante impertinencia, le dijo a Dorrego con firmeza y sequedad: “Señor Coronel, hemos venido aquí a uniformar las voces de mando!”, y volvió a dar la misma voz como si nada hubiera sucedido; pero al repetirla nuevamente Belgrano, otra vez se río Dorrego. Entonces San Martín empuñó un candelero de bronce que estaba sobre la mesa, y dio con él un golpe vigoroso, profiriendo un voto enérgico, y con mirada iracunda le dijo a Dorrego, sin soltar el candelero de la mano: “He dicho, Sr. Coronel, que hemos venido á uniformar las voces de mando!” Dorrego ante la reacción de San Martín no volvió a reírse. Pocos días después fue desterrado a Santiago del Estero en castigo de su insubordinación.
Véase: Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, t. 2 , Buenos Aires, Félix Lajouane Editor, 1887, p. 283.